Romance, coplillla jocosa de Maria Encarnación Fernández García (alias "Encanni")
Maria Encarnación Fernández García era la niña más bonita de Andalucía.
Su padre, un importante ingeniero la cubrió de mantones y de sombreros,
le colocó una tela de araña que le iba recomiendo las entrañas de las
ya de por sí carcomidas estructuras de la razón.
Maria Encarnación Fernández García siempre se levant
aba a las doce,
era persona de empaque,
aunque en el ajedrez siempre le daban pronto jaque.
Su armario es más ancho que el parque de Maria Luísa,
su carruaje era tirado
por nobles caballos
y conducido por un mozo con camisa.
Maria Encarnación Fernandez García
nunca se perdía la misa de ocho,
al salir
siempre la esperaba
el ama de llaves
y le daba un bizcocho.
El día en que perdió la sonrisa
se fue a confesar,
el cura le mandó dos padresnuestros,
un ave maría
y le agradeció la botella de anis
que le había regalado su tia Visitación.
Su belleza era eclipsada
por la guapura incontestable de la Chelo,
una chica del barrio de Triana,
que se lavaba la cara
en una palangana.
Maria Encarnación Fernández García,
iba de veraneo a Punta Umbria
con todas las criadas y todas las ayudas.
Bajaba en palio a la playa,
y su primo Jacinto, que era párroco
en san tormento,
bendecía el agua del mar.
Encanni era la linda flor de un jardín
privado,
su hermano Juan
le hacía todos los recados,
y en navidad
daba buena cuenta de
alfajores, polvorones y mantecados.
Maria Encarnación Fernández García se reía sin gracia,
era envidiosa, miserable y mohina,
nunca se tomaba
el café sin cafeína.