jueves, 5 de julio de 2012

Poemas matinales.

Matinal I) Hablar demasiado nos compromete pero también establece vínculos insospechados,
caminos no transitados y por los que merece la pena caminar.
La plenitud no se consigue de manera sencilla,
siempre existe un arduo camino hasta encontrar la alegría. 
Qué habría sido de nosotros sin unas cuantas palabras de más, 
quizás al tiempo habríamos permanecido extraños de nosotros mismos,
ignorantes y distraídos, quizás nos importaríamos menos...
Matinal II) Creo que lo nuestro fue un error muy acertado, 
una debacle bien construída,
un despropósito cuyo recuerdo es placentero por instantes
y otros ni siquiera me acuerdo. 
Defina qué es el dolor... 
Lo que sí está claro es que ningún hundimiento es completo, ningún naufragio es en balde. 
Matinal III) Cada vez que te observo, 
una secreta alegría irrumpe en mí, 
y es esa erupción de los sentidos no planificada 
ni consensuada con los sumos sacerdotes 
de la moral, de la costumbre,  ni con aquel príncipe danés,
la manera que tengo de presentarme ante tí, querida mía.
No hay razones para desconfiar de lo que a todas luces 
es una gran historia de amor con desarrollo amable. 
Matinal IV) La tarde se presenta plácida y serena, 
los pájaros cantan alegres en el jardín florido. 
Las rosas colaboran a esta orquesta de los sentidos 
con su maravilloso perfume. Las hay rojas, amarillas, 
algunas blancas, pero todas tienen ese tallo duro 
adornado con espinas. ¿Qué sería de las rosas 
si no tuvieran espinas? 
La tarde se antepone al devenir del día, 
no usurpa tronos ni cetros, 
tampoco comprende de la palabra 
monarquía. 
¿Quién tiene las palabras para definir la tarde? 
La tarde es ella misma, 
envolviéndose en un manto de esperanza, 
sutil y delicada 
como la luz de su decadente 
paso, 
nunca hubo más esplendor 
en una decadencia semejante, 
nunca se concentró la belleza 
como en este lapso de tiempo  
en que tu mirada valiente 
acompaña 
al final de esta jornada. 

Matinal V) Hoy vine cavilando, ya sé que para tí eso es raro (Risas)
Vine cavilando la manera de hacerte saber
cuál es el camino que te propongo.
No te asustes, pensarás que soy un loco,
y que lo mío es sólo un despropósito pero
es bien sencillo.
¿Por qué no nos amamos sin freno,
nos olvidamos de la compostura,
del escándalo y de la moral,
porque no somos ajenos
al baile de los reproches?
Matinal VI) Oda a tus ojos.
No puedo describir con palabras
el océano profundo de tu mirada,
ese azul intenso que
me hundió hasta el fondo
de tus silenciosas aguas.
Tus ojos están cautivos
de soleadas mañanas,
han llorado como ríos
y han propagado la llama
de alguna pasión inacabada.
Pero en toda prisión siempre
se encuentra una puerta para la esperanza.
La esperanza es un ave
de paso que tiende a quedarse
una temporada y resume
con maestría
el espíritu de las soleadas mañanas.

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